El Perú se va haciendo en su historia

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Más allá de los circos políticos y los “faenones”, el Perú se va haciendo en su historia

El Perú, como palabra y como realidad, apareció hace más de cuatro siglos y medio. Pero en tanto nace de la nada, aquél “es la transformación de una nación entonces existente : el Tahuantinsuyo”, tal como lo expresa con meridiana claridad nuestro gran escritor y poeta Wáshington Delgado, a lo que habría que añadir que dicho Imperio nos legó dos elementos esenciales de la nacionalidad : la población y el territorio.

Asimismo, un conjunto de usos y costumbres, conocimientos, una lengua (y varios dialectos) y un extraordinario acervo artístico; todo lo cual, a manera de cultura de resistencia, continúa subsistiendo a lo largo de los años y de los siglos, tanto en la región andina como en la selva y las grandes ciudades costeñas, caso de Lima, donde expresan todas ellas, especialmente en las festividades costumbristas en los barrios populares durante los fines de semana.

No olvidar nuestra particularidad como Nación

Ahora que vivimos en un mundo caracterizado por la globalización de la economía, y cuando es común hablar de modernidad, cualquier camino que se proponga para el gran cambio democrático anhelado debe partir necesariamente de la consideración de que el Perú es un país multicultural y pluriétnico. Como bien dice el historiador y exRector sanmarquino, Manuel Burga, “ esta es nuestra particularidad como Nación, y en ella se resume la historia, el presente y el futuro”.

Obviar o minimizar esta situación involuntariamente podría conducirnos a acentuar los conflictos sociales, tal como ocurrió en Bagua y en diversas localidades andinas, debiendo aprender de estas experiencias informar adecuadamente, dialogar oportunamente y sobre todo asumir una actitud de humildad y no de soberbia, a fin de cerrar ese trágico y largo capítulo de la violencia de la indiferencia.

Más allá de los circos políticos de Fiestras Patrias

Mientras la atención estaba centrada en el trágico y entristecedor asesinato de Alicia Delgado y el encarcelamiento de Abencia Meza, el Poder Judicial devolvía a casita al hombre de los “petroaudios”, el ex ministro aprista Rómulo León Alegría y burlándose a más no poder ¡ caballero ¡, nos dio la primera cachetada bufalesca a los peruanos.

Mientras los ojos y los oídos de la gente estaban centrados en el crimen del estilista Marco Antonio, el obeso y ronco abogado Alberto Químper, cínico socio de León Alegría, esta vez ya no fue encontrado “con las manos en la masa” sino con los pies en la calle, pues salió “a estirar las piernas” en pleno arresto domiciliario, riéndose a mandíbula batiente y ¡ caballero ¡, nos dio la segunda bofetada a los peruanos.

Mientras la gripe A o influenza AH1N1 continúa avanzando peligrosamente y viene cobrando nuevas víctimas mortales, motivando como medidas preventivas el adelanto de las vacaciones escolares y la suspensión de los distintos tipos de desfiles por el 28 de julio, muy suelto de huesos Alberto Fujimori quiso “tomarnos el pelo” al decir que le pagó 15 millones de dólares a Vladimiro Montesinos “para evitar un golpe de Estado”, como si no hubiesen sido ambos siameses quienes idearon y ejecutaron el autogolpe del 5 de abril de 1992; propinando de este modo, ¡caballero¡, el tercer sopapo del mes a los peruanos.

Y así podríamos seguir con muchos “faenones” más, de distintos tipos, incluyendo el del propio presidente de la República, quien hace malabares para mostrar que está entregando más recursos a los gobiernos locales, cuando en realidad únicamente está devolviendo apenas el 20% de lo que corresponde a aquéllos por concepto de transferencias del Fondo de Compensación Municipal (FONCOMUN), además de que frente a la ola de frío en el sur de nuestro país, muy poco es lo que se ha hecho por articular los esfuerzos de los tres niveles de gobierno (nacional-regional-local) y la empresa privada para enfrentarla eficiente y cohesionadamente.

Principales problemas y descrédito de las instituciones

La corrupción –incluyendo el privilegio del “arresto domiciliario” que favorece exclusivamente a los pillos mayores- y el centralismo, forman parte de las plagas nacionales, junto a la pobreza, el desempleo, la falta de diálogo con los sectores en conflicto y la inseguridad ciudadana, según revela la encuesta de “Ipsos Apoyo”.

Acorde al resultado de dicha encuesta, son desaprobados el Jefe de Estado (68%, aunque en el Sur, el Oriente y el Centro se acerca al 80%), el Primer Ministro (52% cuando recién empieza, además de que no hay mayores expectativas por lo que pueda hacer) y el Gobierno en general (73%); asimismo el Congreso de la República (77%) y el Poder Judicial (74%), revelando que la gran mayoría de peruanos no creen en las principales instituciones del Estado.

Si ahondamos en cuanto a la aceptación del presidente García observamos que la confianza ciudadana es menor donde la exclusión social es mayor, dado que en el Sur apenas es aprobado por el 15%, porcentaje que llega al 19% en el Oriente y el Centro de nuestro país. Entonces, la ubicación geográfica de los problemas está a la vista, por lo que la inacción gubernamental y de la clase política decepcionan a más no poder.

Construyendo el gran Proyecto Nacional rumbo al bicentenario del 2021

En pleno siglo XXI, ante la proximidad del bicentenario de nuestra Independencia Nacional, superar la brecha social históricamente existente –incubada a lo largo de varias centurias- constituye un reto de gran envergadura, siendo nuestra aspiración construir un gran Proyecto Nacional en base a una visión compartida para articular  nuestro país multicultural, pluriétnico, megadiverso y de ciudadanos y ciudadanas emprendedores; descentralizándolo y promoviendo el desarrollo sostenible para crecer  económicamente, conservar el ambiente y facilitar la inclusión social.

Pero no podríamos avanzar a fondo sin cuestionar lo que el antropólogo  ayacuchano Luis Guillermo Lumbreras calificó con precisión como la lógica de “la razón colonial”, o sea, la que nos condujo recurrentemente por el sendero del atraso económico y la postración social como país, ahondando los desencuentros y las postergaciones y humillaciones a la que se vio sometida la sociedad andina, y también la amazónica y la de los sectores urbanos empobrecidos, situación a cambiar construyendo una sociedad de confianza, renovando la política y forjando nuevos liderazgos ciudadanos para la gran transformación democrática en el marco de una América Latina integrada, libre y soberana, actuando con iniciativa en el proceso de globalización en marcha.

Finalmente, no olvidemos que el 19 de julio de 1977 tuvo lugar la más grande jornada cívica que obligó a la dictadura militar de entonces a iniciar el retorno a sus cuarteles en medio de una grave crisis política-económica-social.
La actual situación no es igual y por ende no está a la orden del día que Alan García se vaya ahora sino dentro de 2 años. Pero la tarea del recambio democrático ha comenzado y si no somos capaces de formar nuevos liderazgos, dejando de lado la mediocridad y la mezquindad que expresan miopía política, tendremos más de lo mismo y la razón colonial seguirá haciendo de las suyas con ropaje neoliberal abierto o disfrazado.

Roberto Rodríguez Rabanal

19 de julio del 2009

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