Carlos «El Chino» Dominguez

¿Qué sabes de mí? Me madrugó el maestro, como si no creyera que este jovencito – aspirante a periodista- supiera de su larga trayectoria. Me miró incrédulo, pensando quizás, que de él sólo saben los periodistas veteranos. Pero no. Créame maestro, que su legado, ha hecho historia y que la nueva sangre que corre esta cancha, la del periodismo, encuentra en usted y en su gran don un Perú ignorado, un Perú con mil rostros, un Perú en blanco y negro. Encuentra en usted: la inspiración.

EL INICIO DE UNA HISTORIA
Carlos “El Chino” Domínguez, hoy, camina lento. Nada haría presagiar que ese hombre, es para la fotografía lo que Vallejo fue para la poesía. Comenzó a los 12 años como practicante en foto-estudio Venus, del japonés Antonio Noguchi, allá en Surquillo. Su primera pasión, la pintura, le fue arrancada de golpe por su padre, quien aducía que, “ese era un oficio de borrachos”.
Entonces, embarcado en la nueva travesía, aprendió del japonés los secretos de la fotografía. “Noguchi era dueño de una tienda de fotografía, foto-estudio Venus, ese era su casa, era su estudio, y ahí alojaba máximo a tres practicantes, en su mayoría japoneses, yo era el único peruano. Noguchi tenía una vida organizada, el orden, la disciplina, la limpieza. Y eso, aunque te parezca mentira uno lo aprende. Nosotros tres (practicantes) dormíamos sobre el laboratorio. Ahí aprendimos la técnica del revelado”, dice El Chino.
El estrecharle la mano, me ha producido -como era de esperarse- la gran sensación de no ser nada. Es que Carlos Domínguez, con sus 60 años de trayectoria, me confiesa que comenzó a los 12 años, y que a los 13 ya estaba en Argentina. “En esa época, había muy buenas relaciones entre Argentina y Perú a nivel cultural. Acá llegaban muchas revistas chilenas y argentinas. Por eso cuando yo leo en el diario La Prensa que había un concurso de fotografía y que el premio era una beca en Argentina, pues me inscribí. Y gané”, explica.
Su talento lo llevó lejos. Ya en Argentina y con un porvenir, por demás, alentador, entró a practicar en la prestigiosa revista deportiva El Gráfico. No oculta su admiración y no escatima en elogios cuando habla de su primer director Félix Frascara, a quien agradece el haberle enseñado todo sobre el deporte rey. “los alumnos que tenían buenas notas, le daban la oportunidad de trabajar en cualquier medio. Y como acá llegaba la revista El Gráfico me metí. No conocía otra. Entonces, ahí fue mi primer director periodístico Félix Frascara, uno de los más grandes escritores de periodismo deportivo. O sea no comencé con cualquiera. Comencé con un capo”.

“Perro que no camina no encuentra hueso”
Le debemos al Chino, nuestro pasado, el recuerdo imborrable y perpetuo. Le debemos 70 años de historia. Su millón de negativos son testigos de cada instante. El Chino no narra con el verbo, narra con la imagen. Y es, ciertamente, lo que el presidente Alan García dijo: La retina del Perú.
Estando en Perú, luego de su regreso de Argentina, Carlos Domínguez, recorrió todos los diarios peruanos, entre ellos La Prensa, El Comercio, Caretas y La República. Si algo lo caracteriza es su personalidad. Confiesa que no aguanta pulgas y que por eso siempre trabajó como un free lance. Gran bohemio, El Chino, es acaso la historia en pie. Amigo y retratista de personajes como: Julio Ramón Ribeyro, Cesar Calvo, Jorge Basadre, Gabriel García Márquez, Bryce Echenique, “Zambo” Cavero, “Lolo” Fernández, Cardenal Landázuri, entre otros.
El Chino acaba de vender su millón de negativos a una universidad privada. Pero su sueño era que lo comprara el Estado para que así tuvieran acceso más personas. “La universidad Alas Peruanas va a tener el archivo más importante de sesenta años de historia del Perú y el mundo de un fotógrafo reportero” afirma.
En 1986 el gobierno le otorgó las Palmas Artísticas del Perú en el Grado de Gran Maestro; y sus fotografías dieron la vuelta al mundo. Y tiene razón El Chino cuando dice que sus fotos representan la vida cotidiana, sus imágenes son fieles retratos del pasado. Un pasado que, según él, hoy ha desaparecido. Entonces, el maestro los trae al presente a través de su registro. Y hoy El Chino confiesa que el Perú necesita una fototeca, tímidamente percibo que es otro sueño por cumplir.
Entonces, sentados en su casa de San Borja, entablamos una conversación alumno-maestro. Con su voz fuerte y, aún vigente la memoria humana, Carlos Domínguez relata y recuerda. Y me alumbra con su sabiduría. Y me alegra con su picardía.
-Maestro, usted siempre recomienda que los fotógrafos deben culturizarse.
-Sí, por ejemplo, Hemingway, en su obra El Viejo y el Mar, cuando describe las situaciones de este hombre, en su descripción él te muestra una fotografía. Entonces cuando lo lees con detenimiento te das cuenta que es una fotografía. El fotógrafo tiene que aprender, leer, conocer cómo estos escritores te describen estos personajes que son una fotografía. Si no lees nunca vas a tener idea de fotografiar.
-Periodistas de vieja escuela afirman que, más se aprendía en un bar que en las aulas, ¿es cierto?
-depende, en un aula se aprende la disciplina, la teoría. En un bar aprendes lo anecdótico. Antes había bares donde tú podías tener tertulia con amigos e intercambiabas, sin querer queriendo, experiencias, eso es bueno. Ahora no hay un lugar dónde hacer eso.
– ¿Y usted disfrutó bien sus tiempos mozos?
-Claro, yo tenía amigos pintores, escritores, narradores, parábamos en el bar Zela. Había fuentes de conversación, fuentes de diálogo. Yo aprendí bastante de Jorge Basadre.
-Usted ¿cómo definiría sus fotos?
– yo no puedo definir mis fotos porque depende del acontecimiento. Si tú eres fotógrafo de rumberas, pues serás fotógrafos de bataclanas. Pero no era mi ritmo, aunque lo hice.
-entonces, ¿cuál era su ritmo?
-la vida cotidiana, el tema social. Han pasado sesenta años y lo que yo he fotografiado, hoy ya no existe o se amplió por ejemplo, el desborde popular.
-maestro ¿sus fotos son periodísticas como artísticas?
-la mayoría es periodística, y algunas llegan a ser artísticas a razón de la buena iluminación de las fotos. Pero creo que todas son periodísticas.
-El presiden Alan García dijo que usted era un fotógrafo de izquierda ¿usted se considera un fotógrafo de izquierda?
-no, Pero tengo muchos amigos izquierdistas. El fotógrafo no puede identificarse con un partido político. Él me calificó cuando presentó mi libro. En el discurso 5 veces habla de mí como un fotógrafo de izquierda. Simpatizo por la izquierda.
-¿cuál es su labor como reportero?
-es fotografiar la realidad del Perú. Qué es la realidad del Perú: la vida cotidiana. Qué es la realidad del Perú: golpe de estado. Qué es la realidad del Perú: la hipocresía política.
-¿Usted ha recibido presiones políticas durante su labor como periodista?
-no. malcriadeces políticas, sí. Cuando llegaba a algunas reuniones escuchaba, yo escuchaba como rumoreaban los políticos: “puta, ya llegó El Chino a joder”.
-Maestro, desde chibolo ya tenía una vida agitada por culpa del periodismo…
– lo que pasa es que uno la busca, no te das cuenta pero la buscas. Yo tenía en un día cuatro o cinco casos, de “cazuela”. Robos, asesinatos. Hay un dicho que siempre digo: “Perro que no camina no encuentra hueso”.

– Señor, ¿usted se considera un ejemplo para las nuevas camadas del periodismo?
– te puedo decir que sí, porque hice mi trabajo. Sí, mi trabajo es bueno. Además no solamente lo digo yo, lo dicen todos, fotógrafos nacionales, internacionales, escritores, periodistas, etc. La última vez que vino Mario Testino fuimos a almorzar y entonces le obsequié mi libro y le gustó mucho. Estoy dejando a la juventud un antecedente gráfico de lo que veo.

Carlos Dominguez no solo deja un registro fotográfico del Perú. Deja, en nuestras manos, el recuerdo. Deja en nuestras pupilas la realidad: cruda y sin censura. El chino deja más que un millón de fotos, la inspiración.

Jhonny Valle

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